
En una Argentina que resiste al olvido, cada gesto cuenta. Ayer por la mañana, un hecho simple pero profundamente simbólico recordó que la Causa Malvinas no es pasado: sigue siendo presente y futuro.
Un cliente extranjero, recién llegado, se sorprendió al subir a un taxi ploteado con la leyenda Honor a los Bravos del 7. Lo que no sabía era que el conductor del vehículo era, ni más ni menos, que un excombatiente de Malvinas. Un héroe real. Un argentino que luchó por la soberanía nacional.
La emoción fue inevitable. Un fuerte apretón de manos, un abrazo demorado 43 años, y un «gracias» en nombre de todos. Porque estos hombres, nuestros veteranos, no aparecen en discursos de ocasión: están en cada esquina, en silencio, viviendo entre nosotros. Muchos los ignoran. Otros, los reconocen y los honran como lo que son: símbolos vivos de una causa irrenunciable.

Malvinizar es mantener viva la memoria, pero también es advertir el presente. En un contexto donde el Gobierno Nacional encabezado por Javier Milei promueve la entrega del territorio, prioriza negocios personales y desprecia la soberanía, gestos como este cobran un valor aún mayor.
Porque mientras algunos intentan convertir la Patria en mercancía para sus amigos, hay otros que todavía entienden lo que significa defenderla.
Gracias, Daniel, por tu servicio. Gracias por recordarnos que la soberanía no se negocia. La Patria se defiende, siempre.
🇦🇷 Malvinas Argentinas. Ayer, hoy y siempre.
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