
En una maniobra insólita, los diputados del bloque Unión por la Patria abandonaron la sesión de la Legislatura de Santa Cruz justo antes de que se tratara un proyecto de repudio contra funcionarios municipales acusados de hostigar a una periodista.
¿Encubrimiento o casualidad?
El episodio ocurrió durante la 1° sesión ordinaria del 52° período legislativo, presidida por el vicegobernador Fabián Leguizamón. Mientras se debatían proyectos de interés para los santacruceños, la diputada Adriana Nieto (Por Santa Cruz) presentó la Resolución N°037/25, que condenaba los ataques e intimidaciones contra una periodista local por parte de funcionarios de la Municipalidad de Río Gallegos.
Estos funcionarios,alineados con el intendente Pablo Grasso, desataron una ola de mensajes intimidatorios y xenófobos contra la comunicadora luego de que esta difundiera información sobre el accidente y fuga protagonizados por Miguel Cader, ex director general de Seguridad y Protección Municipal, quien manejaba en estado de ebriedad.
Sin embargo, antes de que el tema llegara al debate, los diputados opositores salieron en masa del recinto, dejando sin tratamiento el repudio.

La excusa perfecta: Españon y sus fueros
Para justificar su huida, los legisladores usaron como pretexto el pase a comisión de la nota de renuncia a los fueros parlamentarios presentada por el diputado Fernando Españon.
Mientras tanto, Españon, visiblemente molesto, reiteró su disposición a someterse a la Justicia: “Estoy a disposición, con o sin fueros. Espero que se investigue como corresponde”, afirmó.
El diputado ahora queda a la espera del análisis de sus fueros por parte de la Comisión de Asuntos Constitucionales, lo que confirma que el tema sigue en agenda y no ha sido archivado. Por el contrario, será debatido y analizado en profundidad antes de una resolución final.

¿Defensa de la prensa o blindaje político?
El accionar de la oposición desató una fuerte polémica, ya que el abandono del recinto dejó sin tratamiento un tema clave: el repudio a los ataques contra la prensa. La maniobra dejó en evidencia la tensión política dentro de la Legislatura y la resistencia de ciertos sectores a debatir la conducta de los funcionarios municipales.
La pregunta queda en el aire: ¿fue un acto de estrategia política o un intento desesperado de tapar el escándalo?